Dejamos la India. Continuamos nuestro "Viaje al mundo en...", bueno, más de 80 días.
Nuestras maletas ya están cargaditas de recuerdos y experiencias de todos los países por donde estamos pasando, así que en esta ocasión sólo nos hemos puesto la mascarilla y nuestra maleta es de mentirijilla.
De nuevo, nos embarcamos, en el Rangoon rumbo a Hong Kong en China. Esta vez es un barco un tanto especial que soportó una gran tempestad.
Tuvimos que bajar del barco resbalándonos por la "pasarela" del barco.
Para visitar la ciudad nos montamos en una bicicleta muy diferente a las nuestras.
Las personas que se veían en la ciudad de Hong Kong se vestía con unos trajes muy vistosos y tenían sus caritas con los ojos diferentes a nosotr@s.
Sus casas también eran diferentes. En sus jardines tenían árboles muy pequeños y había muchos puentes...
... con peces dorados en el agua.
En una de las casas nos invitaron, cómo no, a tomar el té en tacitas y vajilla de porcelana muy fina y bonita.
Y a comer arroz con palillos. ¡Qué difícil!.
Saliendo de la ciudad, pudimos ver a lo lejos una gran muralla. Estuvimos recorriéndola muuuuucho rato pero nunca se acababa.
Al hacerse de noche, un gran espectáculo se vio en la ciudad: fuegos artificiales, nuestro antiguo amigo el dragón chino por la calle, mucha gente con sus cometas al aire y montando en bicicleta. Estaban de fiesta y lo pasamos muy bien.
Al hacerse de día, cerca de la ciudad, pudimos encontrar un bosque de unas plantas llamadas bambús y allí sentaditos tranquilamente un grupo de osos pandas comiendo tranquilamente. Algunos tenían bebés.
Ya de vuelta al barco, recorriendo el camino al revés que antes, pasamos muchísimo calor y los amables chinos nos regalaron un precioso pai pai.
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