Esta semana ha tocado jugar con las texturas y con el sentido del tacto. Ya diferenciar suave-rasposo, liso-rugoso, frío-caliente, etc no tiene ningún misterio para mis niños y niñas porque lo hemos hecho muchas veces.
Ahora vamos un paso más allá porque hemos tenido que imaginar texturas que no existen en la clase, que pertenecen a animales que no existen y que no podemos ir a ningún sitio a tocarlos.
Por imaginar que no quede. A la pregunta: ¿a qué piel de qué animal que conozcas se puede parecer...? el rex, el diplodocus, el triceratops, el pterodáctilo... se abren turnos de palabras; cada uno me va diciendo su opinión y se buscaba en el ordenador para verlo en la pantalla grande y poder comparar.
Por ejemplo, me dijeron que la piel de rex se podía parecer a la del cocodrilo.
Vimos una, vimos otra y comparamos buscamos semejanzas y diferencias.
Igual hicimos con la piel de triceratops cuando me dijeron que se parecía a la del hipopótamo,
Hemos dedicado mucho tiempo en comparar y comparar todos los animales que se nos ocurrían, todas las pieles, todas las texturas y se nos fue el rato sin darnos cuenta.
Creo que ha sido una de las mejores y más educativas actividades que hemos realizado.
Luego, en nuestro libro hemos utilizado papeles especiales de pieles de dinosaurios para realizar algunos trabajos gráficos y para terminar de decorar nuestra selva.
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