Ya hemos contado muchos cuentos donde los malos eran lobos, gigantes y ogros, brujas...y al final los volvimos buenos para que no dieran miedo.
Pero, ¿habéis conocido algún cuento donde el malo o la mala fuera un niño o una niña?
Pues aquí lo tenemos, "Ricitos de Oro y los tres ositos".
En la narración, hubo una adaptación un poco particular. Ricitos era exageradamente desobediente y destrozaba todo lo que se ponía por delante. Así aprovechaba y daba una lección sobre obediencia a mis niños y niñas. Trabajamos también los tamaños grande-mediano-pequeño.
Y el final también es un poco personal porque la niña se volvía buena gracias al cariño que le cogieron los ositos, pidiendo perdón a su madre por escaparse y arreglando todo lo que había roto.
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