"¡Ay, qué gracia, seño!, ¡otra vez ha venido alguien a la clase!", decían mis niños y mis niñas al empezar la semana al ver esto:
¿Quién puede haber sido esta vez?
Me dijeron de todo, pero lo que tenían muy muy claro es que ya no era un animal sino una persona y bien grande para tener esos zapatos.
Después de un rato debatiendo llegamos a la conclusión de que podía haber sido un gigante o un ogro, porque los dos tienen los pies muy grandes. Así me los describieron:
Pero, ¿qué quería hacer en la clase?. No hay nada roto, no ha dejado pistas... "Entonces no es un ogro porque un ogro es malo" me decían. "Ha debido ser un gigante curioso que ha venido a conocernos".
"Seño, ¿nos cuentan algún cuento de Gigantes?"...
Así que sin darnos cuenta vamos a conocer otro malo de cuentos que en realidad no lo es tanto.
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