Les he enseñado a mis niños y niñas dos paquetes muy diferentes.
Uno brillante con corazones y otro negro, sucio y feo.
¿Cuál nos gusta más?¿Por qué?
Como era de esperar les gustó mucho más el primero. Pero lo abriremos al final, jeje.
Ahora abrimos el otro, el negro...
Se podían escuchar sus corazones nerviosos esperando algo terrorífico...
¡Un dragón de juguete!
"¡Menos mal seño que es de juguete, si fuera de verdad estaríamos todos corriendo para casa!"
Ahora abrimos el bonito. ¿Qué tendrá?
Respuesta lógica: "Algo precioso, un peluche, unas chuches o algo así".
¡Un dragón de juguete!
"¿Cómo es posible, seño?"
Pues muy fácil. Porque hemos pensado con el corazón, con nuestras emociones a flor de piel y fijándonos sólo en el aspecto de algo.
Moraleja: "antes de juzgar hay que conocer"
Y ahora conozcamos a otro dragón. Es amigo del Monstruo de los colores y también se lía con sus emociones, ya lo iremos conociendo bien. Se trata de Mon el Dragón.
"¿Qué os parece?¿Os da miedo?¿Os pone nerviosos?
"¿Y qué nos gustaría conocer de este dragoncito tan mono y de otros dragones?"
Pues, a empezar...
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